El vínculo entre educación y vida cívica fue
establecido por Aristóteles:
“[…] lo más importante […], en cuanto a la estabilidad de los Estados,
es la educación; […] que ésta sea la más apropiada [y concuerde] con la
constitución” (La
Política, Libro VIII, Capítulo
VII, p. 354)
Esta sección da por hecho que el esfuerzo educativo
está dirigido a promover y sustentar la democracia. Es posible contemplar un
proyecto de educación cívica cuya intención sea perpetuar una civilidad
parapetada en una aristocracia educada aunque esencialmente estática e
indiferente —el contexto en el que surgió el término, primero en Roma y luego
en la Inglaterra urbana pre-isabelina.
Esta es una introducción a la educación cívica y electoral,
un componente popular aunque más limitado de la educación cívica. Se exploran posibilidades
y restricciones de la educación cívica como una manera de asegurar la
democracia en una variedad de contextos políticos. Se explica parte de la
terminología usada alrededor del mundo y los contextos institucionales que son
más efectivos. Se ofrece al educador cívico un conjunto integral
de herramientas para establecer e instrumentar un programa. Se brinda
una guía respecto de varias técnicas, métodos y materiales, y hay secciones
que abordan el financiamiento, monitoreo, evaluación e institucionalización de
los programas.
Este apartado considera en primer término la
educación cívica y después, cuando es apropiado, los programas específicos de
educación electoral que son necesarios para la preparación de las
elecciones. Las autoridades electorales que tienen el extenso mandato de la
educación cívica, encontrarán que éste es discutido junto con la educación
electoral, que es más restringida, e inclusive con la obligación de informar a
los votantes, que otros organismos electorales deben llevar a cabo. La
mayoría del texto es de un interés educacional general, a menos que haga
referencia específica a tareas circunscritas a la educación electoral.